Independiente arrancó el verano de manera preocupante, con una goleada recibida en el clásico y malas actuaciones con empate y derrota ante leprosos y canallas. Pero más allá de los resultados, el funcionamiento o mejor dicho el no funcionamiento del equipo puede reavivar viejas alarmas que con los últimos partidos de la mitad del torneo de primera B nacional se habían apasiguado. Y para colmo de males se lesiona el mejor jugador del plantel, Daniel Montenegro. Si, se podría haber lesionado en un entrenamiento, nadie está excento de que le pase, pero no le pasó en una práctica, fue en un partido, por una copa de verano que a nadie le interesa. ¿Sirve? ¿Sirve preparar a un equipo en un torneo donde deberiamos ver juveniles y seguimos sufriendo a Alderete, Menendez, Miranda y Velázquez por citar algunos casos? No. Para lo que sirve es para que los rivales se rian de este Independiente que se armó de manera pauperrima y que Omar De Felippe rescató del ostracismo. Sirve para saber que si Independiente, con este plantel, tiene la suerte de quedar entre los tres primeros cuando en junio termine la temporada, va a ser candidato a pelear el descenso nuevamente. ¿Era necesario el partido contra Racing? ¿Quién lo aceptó? ¿El mismo que aceptó la camiseta amarilla? ¿Cuanto ganó Independiente por ese papelón? Ojalá alguien nos conteste todas estas preguntas aunque la respuesta era clara. Ese amistoso no debió jugarse nunca, ni tampoco los otros.