sonar a lo grande
sonar a lo grande
Soñar a lo grande
04/08/2015
Por: Román Failache
4 de agosto de 2015
Diecinueve fechas transcurrieron hasta el momento, es decir, la misma cantidad que poseía el antiguo torneo. De encontrarnos disputándolo, Independiente habría finalizado con 32 puntos y redondeado una campaña con 65 en total.
A un año de haber vuelto de la B y tras 38 partidos, el Rojo nos eximiría de la necesidad de tener que mirar la tabla del descenso -en el caso de seguir compitiendo con el formato anterior- para abocarnos de lleno en las copas y la competencia por el título local.
16 fueron las unidades que se sumaron de las últimas 18 en juego, con 12 de 12 a manos de José Mouricio, quien envía al ostracismo a sus detractores precoces a fuerza de trabajo y triunfos. Además, acumula tres juegos consecutivos con la valla invicta, dato no menor en un equipo el cual solía ir a buscarla adentro ni bien le pateaban.
Los números dicen mucho y poco de este Independiente todavía en construcción. Con orden y prolijidad, aún sin ser ese que domina de punta a punta, gana, y justamente. En un partido difícil ante un rival de pocas luces, podría haber goleado de no haber sido por un Broun que se convirtió en gigante abajo de los tres palos, y podría haberse vuelto de la bota con sabor a poco, si no fuera por el Ruso. Un centro milimétrico, un delantero con olfato y gol: la combinación perfecta para un 1 a 0 y a cobrar.
Jugándola de callado y con el perfil bajo, Independiente empieza a escalar posiciones en la tabla. Aquellos que ayer pasaban sin penas ni gloria, hoy empiezan a tener un rol protagónico en esta película, caso Tagliafico, Méndez, Benítez. A cómo está hoy, Independiente parece un equipo intocable desde los nombres, y se da el lujo de prescindir de jugadores como Mancuello, Pereyra Díaz, Vitale -que, de a poco, va exhibiendo su potencial- y Victorino, y no nos olvidemos que el Cebolla está en la aduana esperando la habilitación. De cara a lo que se viene, es fundamental tener un plantel que promueva la competencia interna por ganarse el lugar. Independiente ya no es más Mancuello-dependiente; ya no aguarda que a Pisano se le encienda la lamparita para que le salve un partido. Tiene autonomía individual y funcionamiento colectivo.
No falta mucho para que comience la Copa Sudamericana, la competición bisagra para alcanzar el anhelo de todo hincha: la proclamada "octava". Hace 3 meses era un objetivo distante; hoy, parece una obligación, algo sumamente realizable. Hay hambre de victoria y la confianza de la gente hacia el plantel se infla a pasos agigantados.
Tal vez sea apresurado y debiera pedir que estos cuatro triunfos al hilo no nos obnubilen, decir que son apenas los primeros pasos de una era que recién comienza. Pero también creo que la exigencia nos hizo lo que somos y lo que nos llevó a la grandeza, al Independiente de los libros. Me da la sensación de que este Independiente, retocando algunas cuestiones, tiene pasta para mucho, y lo veo en cada empuje de Tagliafico, en las diagonales de Albertengo, en los choques de Méndez, en los vuelo del Ruso. Dejemos que ellos hagan lo suyo, mientras nosotros seguimos con lo nuestro desde las tribunas. Una vez más, permitámonos soñar a lo grande.