tactica los clasicos se ganan
tactica los clasicos se ganan
Táctica: Los clásicos se ganan
31/08/2014
Por: Mono Rubino
31 de agosto de 2014
En el partido más importante del campeonato para Independiente que llegó, como es ya costumbre, con una victoria, se pudieron ver dos caras del equipo, dos caras que son consecuentes con el sistema que emplea el DT partido a partido, dos caras entendibles en un cotejo tan trascendente, dos caras que nos dejan mucho para analizar.
El planteo inicial de Jorge Almiron fue el mismo con el que se arrancaron otros partidos. En la defensa estaban Breitembruch, Tula y Cuesta, haciendo los carriles aparecían Sergio Escudero y Rodrigo Gómez; el centro de la cancha se lo distribuían entre Franco Bellocq y Federico Mancuello y luego en la delantera con Sebastián Penco como referencia central de pivot, aparecían Rolfi Montengro, inicialmente por izquierda, y Juan Martín Lucero, por derecha.
El juego en los primeros minutos se vio muy prolijo, la salida era clara del fondo y Bellocq siempre podía encontrar un jugador libre para inciar jugadas. Racing, esperaba en mitad de cancha para ganar en velocidad a la adelantada defensa de Independiente, de hecho, en un contragolpe que agarró a los defensores a contra pierna, Blanquiceleste pudo abrir el marcador de la mano de su emblema, Diego Milito.
En este momento, los dirigidos por Cocca se retrasaron bastante más en el campo y ya no presionaban tanto en mitad de cancha, de hecho, Ricardo Centurión jugó casi de lateral izquierdo, formando una línea de cinco delante de Saja. Igualmente, sus ataques seguían siendo los mismos con pelotas largas para que Hauche gane por velocidad y potencia.
Luego del gol de la Academia, Montengro dejó su lugar por la izquierda y se paró de enganche, la posición donde mejor rinde, y ahí Independiente encontró mejor juego y fue acorralando al rival. El toque corto seguía siendo la prioridad del equipo y las triangulaciones con eje en el Rolfi estaban comenzando a dañar a la floja defensa rival. Droopy Gómez y Escudero se proyectaban por las bandas y si bien no se generaba tanto peligro, se notaba el cambio de actitud y por sobre todo el hambre por empatar el partido.
Así las cosas, “Motoneta” Penco empató el partido, con una muy buena ejecución de pelota parada, y el equipo siguió jugando con un alto ritmo, presión alta y buena circulación de pelota en mitad de cancha. Montenegro se paró muy bien a las espaldas de Videla y Acevedo y el juego del Rojo fluía. Tanto es así, que el propio Rolfi habilitó de gran manera a Mancuello para que ponga el 2-1. Independiente era más en este momento, y a Racing ya no le funcionaban las contras y su presión no era del todo precisa.
Ya había salido Escudero lesionado y había ingresado Marcelo Vidal para pararse de doble cinco, intentando sumar más en la marca, llevando a Mancuello a jugar de carrilero por izquierda. A priori, fue un cambio que le dio un poco más de juego y contención al equipo.
Pero en el segundo tiempo, el equipo se vio quieto, Montenegro le dejó su lugar a Pisano y el equipo perdió bastante claridad. Esto sumado a que Racing salió a presionar bien arriba hizo que los jugadores metieran bastantes pelotazos, llegando a extremos donde parecía que nadie quería la pelota y solo se la sacaban de encima. Fue muy notorio el cambio, de la prolijidad del primero al desorden del segundo. No podemos saber si fue un pedido de Almirón o no, pero en ningún saque desde el arco en los últimos 45 minutos los defensores se prestaron para salir jugando, algo raro en este equipo, que hace de la salida clara un estandarte.
Y esta es la otra cara de la que hablábamos al principio. Cuando había que darlo vuelta, Independiente llegaba con mucha gente al área rival, y cuando había que mantener el resultado, se terminó defendiendo muy retrasado y con muchos jugadores en el área propia. Sin lugar a dudas esto se debió a la importancia del clásico y las ganas de mantener la ventaja, pero en el futuro se debe ser mucho más precavido, porque el meterse tan atrás, regalar la pelota y no recuperar en mitad de cancha, puede llegar a derivar en futuros disgustos.
Igualmente, Racing no inquietó el arco de Diego Rodriguez e Independiente pudo haber estirado la ventaja con pelotas paradas que terminaron en tapadas espectaculares de Sebastián Saja.
La lesión de Mancuello propició el ingreso de Jorge Figal, que en un principio se paró de 3, pero luego cambio el lugar con Breitembruch. Lucero, en una muestra de corazón notable, realizó un despliegue poco común para un delantero de área y jugó de carrilero por el sector izquierdo, para completar un 4-4-2, dejando a Penco y a Pisano mano a mano con los centrales rivales.
Lamentablemente, la pelota no les llegó nunca clara, porque se abusaba del pelotazo y el equipo perdió la posibilidad de realizar buenas contras donde el equipo quedaba con uno o dos jugadores más que defensores rivales.
En definitiva, los clásicos se ganan y por momentos parecen que son partidos inanalizables, porque lo pasional le gana a lo racional. Independiente, lastimando en el momento justo, fue superior a Racing que nunca tuvo ideas, y hoy deja esta paternidad, más alta que nunca con 23 partidos de diferencia. La victoria le dará ánimo al equipo y al técnico para seguir afianzando la idea de juego.