El inicio del partido tuvo a un local disputando la tenencia del balon con la T. En principio el equipo inicial (a priori más ofensivo) parado por Carlos Tévez invitaba a atacar por ambas bandas con Isla y Spörle, tratar de pasar al ataque en cuanto la jugada lo disponía, y realizar buenas conexiones con Luna y López (los mejores de los Rojos). Pero todo esto no pudo funcionar y el ataque se volvió muy predecible.
Algunas fallas en defensa en el primer gol del conjunto cordobés y la falta de comunicación entre el doble cinco, hicieron que el Rojo la pasé mal en varios pasajes de la tarde.
Pero casi sin pestañear y sin realizar mucho, llegó el fortuito empate via gol en contra.
Luego de ello, el partido se planchó y ya con diez jugadores (a partir de la expulsión de Canelo y seis amonestaciones más), se transformó en un muy escandaloso arbitraje de Falcon Pérez.
En la segunda mitad todo se volvió cuesta arriba, ya que no hubo mucho juego de mitad de cancha hacia adelante. Y como la jerarquía ofensiva del equipo visitante era muy notoria, todo se concentró en defender con uñas y dientes los enérgicos ataques de Talleres.
Lamentablemente el empate estaba siendo negocio para los capitaneados por Iván Marcone, pero a falta de unos minutos para el final (con varias situaciones de gol previas salvadas por Rey y compañia) llegó el cabezazo de Portillo y el golazo de Ramón Sosa para poner el final del partido.
Independiente debe levantar cabeza y redimirse del encuentro de hoy el próximo domingo frente a Platense como visitante a las 15.30.