(LA COLUMNA DE COLOMER) Una semana a puro carácter. Con mucha personalidad pero (también hay que decirlo) con pocos momentos del juego que nos prometió Almirón desde su llegada. Era una semana clave para el técnico y encontró, desde la búsqueda atropellada y sin la elaboración que seguramente le gustaría, dos triunfos que le dan aire y le aumentan un crédito que estaba cerca de ponerse en rojo rápidamente. La frase hecha reza que los clásicos no se juegan, se ganan. Y el equipo ganó y no jugó. Sobretodo en el segundo tiempo en donde peligrosamente se le regaló pelota y campo a un Racing que con muy poco, y aprovechando esa gentileza, podría haber empatado. Aún así, y a través de la pelota parada, tuvimos la chance de liquidar el partido varias veces para no terminar tan ajustados sobre el final. Las ganas de Penco y su cuota goleadora, la entrega de Mancuello y su gol determinante, y la personalidad del equipo para revertir en pocos minutos el trámite de un partido que parecía complicado después del gol de Milito, son algunas de las cosas que se pueden rescatar, además de cumplir con la tradición y dejar los tres puntos en casa, claro. Tres puntos que hace rato ya son un clásico. Mucho más que el partido en sí. Lo reconoció Almirón en conferencia de prensa y esperemos que realmente sea así y revise todo lo que hay que mejorar. Hoy el equipo mostró que sin la pelota es aún más frágil de lo que se vio en partidos anteriores. Fue raro ver a Independiente sin posesión del balón, sin poder lograr esa serie de pases desde el fondo para elaborar jugadas. Se multiplicaron los pelotazos y el desprecio por el balón. La magnitud del partido justificará algunas cosas, y está bien. El problema es si no se toma nota de eso y no se trabaja para que no aparezca en los 14 partidos restantes. Sigue habiendo cambios inexplicables. Sorprendió mucho la salida de Rolfi a los 5 minutos del segundo tiempo. No estaba jugando para nada mal y no se lo veía cansado tampoco. Hay que encontrar urgente una solución por la izquierda para que no jueguen ni Villalba ni Escudero. Mancuello es una opción. Y por la derecha, Droopy Gómez sigue sin aportar claridad. Belloqc y Pisano están sintiendo lo que a mi gustó fue un error del técnico: sacarlos estando en un buen nivel les quitó confianza. Algo fundamental en cualquier jugador, más aún en juveniles como ellos. Insisto en que ambos tienen que ser titulares si queremos ser realmente un equipo protagonista y ofensivo. Penco se ganó un lugar a fuerza de goles y mucha entrega, pero hay que volver a la idea de los extremos. Riaño o Pizzini ayudarían mucho a buscar por afuera, algo que en los primeros partidos nos permitió generar muchas situaciones de gol, que hoy escasean. Despues de los festejos debe llegar la hora de capitalizar estos buenos triunfos desde los resultados para recuperar la búsqueda de un sistema de juego y una identidad que nos permita ser un equipo más confiable en todo sentido.