Se fue el interminable torneo de 30. Lejos de pelearlo pero más cerca del lugar que nos corresponde. Mucho más que aquel espantoso decimosexto puesto de hace seis meses atrás. Primero se nos escapó el tren de la Copa Argentina que nos dejaba sin escalas en la estación que más nos gusta: la Libertadores. Después, vino el golpe duro de chocar de frente contra la absurda eliminación de la Sudamericana a manos (que paradójico) del arquero Diego Rodríguez. Y acá estamos, en el andén de la Liguilla esperando el último tren para volver a jugar nuestra Copa.
Indudablemente este equipo da muchas ventajas teniendo a los mejores afuera. No es lo mismo un mediocampo con Méndez, Ortíz, Torito y Cebolla que uno con Vitale, Bellocq y Trejo. Hay que recuperar a los jugadores clave para afrontar seriamente la última chance que nos queda. Anoche Independiente ganó con absoluta justicia. Por el desarrollo del juego y por el penal que, aunque la mayoría discuta, estuvo perfectamente cobrado. Rodríguez entendió como debió haber pateado aquella noche contra Santa Fe y después lo gritó con bronca, dolido por los silbidos que recibió durante toda la noche. El Libertadores de América habló. Su ciclo está terminado y solo su salida ayudará a descomprimir una situación sin retorno. Más allá de que parte del Estadio lo bancó, no se puede vivir con esa grieta. No le hace bien a nadie, pero sobre todo no le hace bien a Independiente. Ojalá los dirigentes puedan entenderlo y en diciembre tomen la decisión que deben tomar.
El mejor de todos fue Cuesta. Una vez más. De las mejores incorporaciones del club en muchos años. Siempre firme, siempre apostando a la salida clara y empujando desde el fondo con sus salidas a lo Milito o Monzón. Una fiera. Méndez le sacó la modorra a un mediocampo al que le costaba generar juego. Su ingreso terminó de inclinar la balanza. No puede faltar más en este equipo. Debe serenarse para no volver a cometer los errores que lo hicieron perderse los partidos de copa.
Será Belgrano o Estudiantes. Poco cambia. Debemos recuperar soldados para volver hacer aquel equipo que jugaba con intensidad y enjundia. Que ganaba por fútbol pero también por guapeza y carácter. Se necesita la aparición con continuidad del Cebolla y el Torito. El retorno en plenitud del Marciano Ortíz y la cuota goleadora de Vera, que sin ellos no le queda otra que caer en el sacrificio y la lucha, resignando su cuota goleadora. Hay que subirse al último tren.
Edicion Nº
1951 correspondiente al día
18/11/2025 |
Inscripto en la DNDA:
(en tramite) |
Propietario:
Propietario
Director:
Director
Domicilio Legal:
Dirección |
Tel:
Teléfono