Con la victoria del viernes ante Argentinos y el empate de San Lorenzo el sábado en Mendoza, Independiente tenía la chance de terminar la fecha fuera de la zona de descenso, pero el triunfo de Quilmes ante River lo devolvió allí, de donde no salió desde que se inició la temporada. ¿La clave? No desesperarse y entender que aún queda un largo tramo por recorrer con un equipo que parece haber encontrado el camino. Pelear por mantener la categoría no es una situación que el "Mundo Independiente" conozca y sepa manejar. Por eso, hace unas fechas la sensación para muchos era que la pérdida de categoría era inevitable. "Si no le gana este sábado a All Boys, ya está", "Si no puede con Quilmes de local, listo", fueron algunas de las sentencias que se escucharon por Avellaneda de propios hinchas rojos, que no hacen más que pintar de cuerpo entero la histeria y desesperación que se vive en el Rey de Copas. Sin embargo, desde la carambola ante el "Albo" de local en la que Ernesto Farías anotó el 1-1 ese día, Independiente no paró de acumular puntos: ganó en la Sudamericana y sumó 9 puntos de nueve ante rivales directos y, dos de ellos, como visitante en reductos complicados. ¿Y qué pareció respirarse por Avellaneda? Quizás una confianza desmedida en algunos, creyendo que el "Rojo" ya estaba casi salvado. Ni una cosa ni la otra: los extremos no sirven. Finalmente, con el inesperado triunfo de Quilmes, Independiente volvió a la zona caliente y la espuma bajó. Los medios se alimentarán diciendo que el equipo del "Tolo" gana pero no puede salir del descenso, los hinchas de Racing, que estaban desaparecidos, volverán a largar, con su caradurismo habitual, sus pobres cargadas. Pero el "Rojo" no puede darse el lujo de reparar en unos ni otros, sólo debe mirar puertas para adentro y seguir sumando. Una fecha Independiente estará en zona de descenso, en la otra podrá salir y luego, una más adelante, retornar. Con el sistema actual de promedios todo es muy cambiante. Por ejemplo, Quilmes y River, recién ascendidos, ganan dos partidos y se van bien arriba, en cambio si sucede al revés, se hunden en el fondo. San Martín de San Juan y Unión, por caso, también dividen distinto que el "Rojo", pero por dos temporadas, y sus ascensos y descensos también son bruscos. Cuando arrancó la temporada, San Juan, Unión y Rafaela parecían condenados, ya que ninguno había ganado en las primeras cinco fechas, pero después dos de ellos se recuperaron con un par de victorias y hoy están lejos de abajo. Quilmes, por caso, comenzó al revés, goleando a Boca y dando la sensación de que no pelearía el descenso, después acumuló siete sin triunfos y cayó al fondo. Hoy le ganó a River y volvió a salir de todo. La situación es harto-cambiante. Lo positivo es que Independiente comenzó a ganar, que era lo mínimo que precisaba para soñar con la salvación, y debe continuar por esa senda para aproximarse al resto, quienes en las 15 fechas que el "Rojo" pasó sin ganar, le sacaron una ventaja importante pero no inalcanzable: con 81 puntos en juego aún en la temporada, Newell's está a 10, Argentinos a 13, Godoy Cruz y All Boys a 15 y Tigre, próximo rival, a 16. ¿Mucho? Sí. ¿Imposible de descontar? Para nada. En comparación con los que dividen distinto, sacando el "Rojo", por ejemplo, sólo 35 puntos de los 81 que quedan (así llegaría a 48 unidades en la 2012/2013), para alcanzarlo el resto precisaría: Rafaela 29 (quedaría con 42 total en la temporada), San Martín de San Juan 31 (llegaría a 44),  y Unión 39 (también 42 en toda la temporada), River 31 y Quilmes 32, ambos alcanzando a las 46 unidades entre Inicial y Final. En cambio, si Independiente alcanzara la meta propuesta por el "Tolo" de 60 puntos (el "Rojo" debería ganar 47 de las 81 unidades en disputa), Rafaela necesitaría llegar a los 50 (o sea, ganar 37 puntos más), San Martín a los 52 (39), Unión a los 50 (47 más), y tanto River como Quilmes también llegar a los 50. Números, centésimas, goles, calculadoras, todo se entremezcla y crea un sinfín de combinaciones que exasperan. Por todo esto, festejar de sobremanera un par de victorias propias o amargarse por una victoria o derrota ajena, al menos a esta altura, es apresurado: falta muchísimo por recorrer y las variables son infinitas. Quiera Dios (o el Diablo) que Independiente no abandone el camino victorioso que comenzó a transitar y que algunos de los tantos rivales caiga en desgracia.  Los de afuera son de palo, "Rojo".