un mundo de sensaciones
un mundo de sensaciones
Un mundo de sensaciones
27/09/2014
Por: Juan Manuel Colomer
27 de septiembre de 2014
(LA COLUMNA DE COLOMER) Se goza, se sufre, se disfruta, se aguanta, se vuelve a sufrir y se vuelve a gozar. Así es este Independiente: un mundo de sensaciones. Un equipo con mil caras en búsqueda de su identidad definitiva.
Los primeros diez minutos del segundo tiempo fueron de lo mejor que mostró este equipo y otros de Independiente en mucho tiempo. Voraz, insaciable, yendo al frente incluso después de haberse puesto en ventaja y generar no menos de cuatro situaciones muy claras de gol como para aumentar el marcador y sentenciar el partido. Y después, lo inexplicable. ¿Puede la expulsión de un jugador cambiar tanto el desarrollo de un partido ante este pobre Rosario Central en Avellaneda? Parece que sí. Porque el equipo se tiró atrás (cambios apresurados a mi gusto de por medio), dejó venir al conjunto de Russo, que había llegado al Libertadores de América en busca de su puntito inteligente,y estuvo muy cerca de perder dos unidades vitales en la lucha por el campeonato de manera insólita e inmerecida. Le regalamos la pelota al rival, resignamos el ataque por completo y lo que era fiesta se transformó en angustia. Era para 4 a 0 y sólo pudimos desatar la alegría nuevamente casi sobre el final cuando llegó el gol de Méndez.
Había que recuperarse rápido del duro golpe del Monumental y el equipo volvió a demostrar que está fuerte de la cabeza. Aún con la angustia post expulsión de Figal jugó el mejor partido de la era Almirón. Con el esquema y los nombres que se le reclamaban hace rato al técnico, con Mancuello como capitán, abanderado, goleador y mejor jugador del campeonato. Con la aparición del Bellocq que esperábamos ver desde hace varios partidos y un sólido Cuesta atrás, alcanzó para ser mucho más que Central que solo inquietó (un poco) cuando lo dejamos crecer innecesariamente.
Independiente encontró en la línea de cuatro “mentirosa” (por varios momentos era de tres porque Bellocq se metía entre Figal y Cuesta) el equilibrio para poder tener más variantes ofensivas de mitad de cancha en adelante. Fue intenso, desbordó y generó mucho en el primer tiempo y pudo repetir, mejorar y concretar ese rendimiento en esos fabulosos primeros pasajes del complemento.
En este mundo de sensaciones, lo que fue alegría podría haber sido bronca si el error del Ruso en el despeje terminaba en el empate de Central. El futbol tiene mucho de esto. Algunos análisis se hacen con el resultado puesto y se justifica todo. A mí no me gustó lo que vi después de la expulsión de Figal. Se terminó sufriendo como contra Racing y Quilmes y una vez más rezándole a la diosa fortuna para que siguiera jugando para nosotros. Hubiera sido muy injusto el empate y demasiado premio para un Central que vino de paseo a Avellaneda.
Llegando a la mitad del torneo y ensayando un balance de lo que es la era Almirón, desde los resultados es inapelable. Ganó siete partidos de los diez que disputó. Tiene muchos aciertos y puntos positivos pero también varios errores, desaciertos y cuestiones inexplicables. Pareciera que se está con Almirón o se está contra Almirón. Muchas veces aquel que le critica o le marca algo en contra es apuntado como detractor. Lo más saludable en este camino sería encontrar el equilibrio. Aquel que no nos transforme en los mejores cuando se gana ni en los peores cuando se pierde. Almirón se equivoca pero también acierta. Tiene suerte, pero también trabaja. Se autoproclama ofensivo pero no siempre lo que declara está en sintonía con lo que hace. Sería tan injusto como necio ver solo una de las dos caras de la moneda.
Apareció un esquema con unos nombres que parece el más cercano al ideal. Sería bueno empezar a construir desde acá y no empezar a deshacer y modificar lo bueno que se logró como en algún momento se hizo después del triunfo ante Rafaela. Así, seguramente lleguen más rápido los días más felices que podamos vivir.