un presente doloroso y un futuro a cambiar
un presente doloroso y un futuro a cambiar
Un presente doloroso y un futuro a cambiar
10/12/2012
Por: Pedro Molina
10 de diciembre de 2012
(COLUMNA DE OPINION) - Evidentemente hay errores en la gestión Cantero en lo que respecta a la parte futbolística. Sin embargo, el error más grande que comete –y sigue cometiendo- es tratar de cargar la culpa él mismo y su dirigencia.
Porque en el fondo todos sabemos que no es así y que con esto, de alguna manera bloquea una autocrítica profunda. Hay que pensar desde cero. Se fue Ramón Díaz, Gallego no quería agarrar y este tal Christian Díaz, que misteriosamente dejó de tener banca de un día para el otro, parecía tener la solución. Le iba bien en "La Piponeta", le ganó a Boca y sus primeros partidos fueron con triunfos importantes.
Es cierto, lo dejó seguir mucho y después quedó a la vista que estaba perdido. Tan perdido como el Tolo. Gallego no dudó en agarrar y lo hizo en mitad de torneo con un equipo que no se terminaba de armar y le costaba ganar. Finalizadas las 19 (18 en realidad), el diagnóstico es igual. El equipo sin armar y sin ganar. El problema es que el tiempo ahora urge y que un paso en falso es el descenso.
Ya no se pueden dejar pasar tantas oportunidades. Porque con la mentalidad de que “mejoramos, ya llegarán los resultados”, “necesitamos pretemporada”, “cuando estén bien todos físicamente”, el destino será fatal. Son 20 finales en las que hay que sumar más de treinta puntos. Y a la mierda con San Martín, Rafaela, Quilmes y las calculadoras. No hay partidos perdibles, no hay excusas. Si se arranca con un fixture complicado, habrá que ganar los partidos complicados. No me vengan a decir que Independiente no sabe de jornadas heróicas. El pesimismo y el optimismo como extremos no sirven, hay que ser realistas. El descenso está lejos, pero el camino a evitarlo será de espinas. Queda mirar para adelante, sumar, ganar y subir.
Y ese no dejar pasos en falsos obliga un compromiso total de todos. Desde el Tolo Gallego para que sepa transmitir el fervor con el que vive los partidos a los jugadores, hasta los propios que entran a la cancha. Porque Ferreyra podrá meter un gol de tiro libre. Porque Farías podrá meter cinco goles en el campeonato. Porque Hilario o Battión podrán ser figura en dos o tres partidos. Pero no alcanza. El compromiso total requiere involucrarse en la situación que vive el club y actuar en consecuencia a eso. Significa jugar bien TODOS los partidos, mantener la cabeza los NOVENTA minutos, prepararse entre semana para jugar finales y mentalizarse, que no se puede descender. En Independiente, la palabra descenso es para cargar a Racing.
Hay que comprender que la situación es en gran parte de quienes entran a la cancha. Hubo errores en el armado del equipo, en las diferentes formaciones, hubo fallos de referís injustos, resultados inmerecidos, pero no hay que ser necios. La culpa principal es de quienes juegan. Jugadores con experiencia, pero sin compromiso y con una pasividad enfermiza, lejos de representar lo que vive el hincha. Porque estos jugadores no representan a lo más noble que tiene el club.
Desde el otro lado, los hinchas quedamos expuestos en una atmósfera de impotencia que a cada uno lo lleva a diferentes cosas. A unos, a reclamar las estupideces más grandes como abandonar la pelea con los barras. A otros, a apelar a los sentimientos de los jugadores para lograr un cambio. Y a otros pensar que todo está perdido y hundirse en la más profunda de las penas. Mal que nos pese, nada sirve mucho.
Pero hay buenas noticias. El fútbol de 2012 se acabó y la historia se comenzará a reescribir con un nuevo año. Será bajo el mando del presidente que la mayoría de los socios eligieron para terminar con una gestión nefasta y bajo la del último entrenador ídolo-campeón en torneos locales. Es decir, gente del club que guiarán a quienes más les cuesta (y los que más definen) interpretar el momento. Desde el otro lado, nos queda apoyar. Parece poco por lo doloroso y lo que nos hace sufrir el momento, pero es así. Al menos como consuelo, el 1° de enero ya sabremos qué deseo pedir.