una fecha dos glorias
Por: Sebastián Casas
23 de mayo de 2019
Un 23 de mayo como hoy, nacieron dos grandes de la historia Roja, el "Pato" Pastoriza en 1942 y el “Vikingo” Trossero en 1953.
Más allá de su día de nacimiento, separados por 11 años, algunas coincidencias entre ellos son increíbles: ambos santafesinos, debutaron en Colón, más adelante se convirtieron en ídolos de Independiente y se fueron a Francia para después volver al club que más los marcó en su carrera y ganarlo todo juntos, uno como director técnico y otro como capitán.
Luego de hacer las inferiores en Rosario Central, José Omar Pastoriza debuta profesionalmente en el ascenso con Colón de Santa Fe. A los dos años es transferido a Racing Club y se consolida en Primera División.
En 1966 hubo un trueque de jugadores pesados entre los equipos de Avellaneda, el bicampeón de América Miguel Ángel Mori pasó al Racing de José Pizutti mientras que José Omar Pastoriza dejó la Academia para convertirse en caudillo del Rey de Copas.
Los títulos del “Pato” llegaron enseguida, primero con el contundente Nacional de 1967 y más adelante con los angustiosos Metropolitanos de 1970 y 1971. La frutilla del postre fue su último logro como jugador, la Copa Libertadores de 1972 antes de irse a Europa.
Jugó un total de 213 partidos en el Orgullo Nacional y convirtió 41 goles.
Se trató de un jugador hecho para el Rojo; gran volante que manejaba la mitad de cancha, con corte y distribución, técnico y de buena pegada (metió muchos goles de tiro libre). Sobre todo con personalidad y liderazgo, tanto adentro como afuera de la cancha, al punto de ser el máximo referente de Futbolistas Agremiados y encabezar la emblemática huelga que cambió la historia del jugador profesional argentino. Por algo iba a ser el director técnico más ganador de Independiente.
En 1971, Pastoriza fue elegido el mejor futbolista argentino del año por el Círculo de periodistas argentinos. Un premio otorgado desde el año anterior, cuando lo había ganado Héctor “Chirola” Yazalde, compañero suyo en Independiente.
Al mismo tiempo que Pastoriza se iba a Francia, un joven Enzo Trossero iniciaba su carrera también en Colón de Santa Fe.
En 1975 pasa a Independiente junto a su compañero Hugo Villaverde, para formar la mejor zaga en la historia del club. El Vikingo iba a jugar 345 partidos en sus sus dos etapas con los Rojos.
Convirtió 57 goles en Independiente, siendo uno de los defensores más goleadores del fútbol mundial, ubicándose en el puesto 15 con 78 goles en su carrera. Demasiados para ser un central fuerte, sin dudas un referente y un ganador.
Con Pastoriza como director técnico, Trossero ganó la Copa Interamericana 1976, luego el Nacional de 1977 y de 1978. Hasta que en 1979 se fue a jugar al fútbol francés.
En 1982 regresa a Independiente y al año siguiente coincide nuevamente con Pastoriza de técnico.
Luego de dos subcampeonatos, Independiente gana el torneo de 1983. El Vikingo marca el gol para asegurar el título, contra un Racing que descendía de categoría.
En 1984, Trossero iba a ser el encargado de levantar la Copa Libertadores y la Intercontinental en Japón.
Tanto Pastoriza como Trossero tuvieron protagonismo en la hazaña más recordada del fútbol. Talleres había empatado con un penal inventado por el árbitro que después le convalidaría un gol con la mano y tras esa jugada expulsaría a 3 jugadores de Independiente por protestar, en una final del Nacional 77 que ya era un despojo. Entre los expulsados estaba Trossero, que sería sancionado por mucho tiempo.
Cuando todo se vino abajo e Independiente quería irse, apareció el señor Pastoriza y mandó el equipo al frente: “¡Vayan, sean hombres, jueguen y ganen!”.
El final fue para decir “Gracias señor Pastoriza…”
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