(COLUMNA DE OPINION) “Impotencia”: falta de fuerza para hacer algo.

            Así como las agujas del reloj no se toman respiro, tampoco las páginas de la historia de un club que lamentablemente, se encuentra sufriendo cada vez. Porque cada hoja que se completa, representa miles de lágrimas, insultos... tristeza y bronca.

            Nadie entiende en qué se basa el presidente Javier Cantero y sus -pocos- restantes compañeros que siguen allá, creyendo hacerle bien a un Club que les pide a gritos su renuncia. Nadie entiende cómo puede ser que el presidente de una institución tan grande renuncie al termino de otro lamentable encuentro y luego lo desmienta -existiendo un email de por medio que lo pone al desnudo-. Nadie entiende cómo puede ser que existan tantas reuniones con la oposición con el supuesto objetivo de mejorar la situación y que se contradigan permanentemente en sus dichos, para terminar en la misma nada. Nadie entiende cómo puede ser que los empleados del Club sigan teniendo que frenar sus actividades y que ni siquiera los mismos jugadores -ni hablar de los hinchas, a esta altura- sepan si a tan sólo horas del tiempo establecido del partido, el mismo se va a desarrollar. Un encuentro, que vale recordar, significaba el volver a estar en la zona de ascenso de la B Nacional. ¿Primero? Tercero. Algo que parecía insólito en la historia de este escudo. Nadie entiende cómo se puede estar cada vez peor y peor.

            Lo dijo el entrenador, quien por cierto sigue teniendo la banca de la mayoría de los hinchas, pese al triste rendimiento futbolístico que viene demostrando el equipo en la segunda rueda del torneo. Los hinchas están hartos, los jugadores -estando de acuerdo o no con su actitud- demostraron su bronca por la falta de pago y por la poca credibilidad del presidente. Los mismos “místicos” fueron cayendo poco a  poco, renunciando uno por uno. ¿En qué se basan para seguir? ¿Realmente consideran que están haciendo las cosas bien? Lamentablemente, nadie lo entiende. Y, quizás, ni ellos lo hagan...

            Se puede analizar lo futbolístico, claro. Se pueden analizar, discutir y debatir los cambios del entrenador, el rendimiento de los jugadores, el físico, la capacidad, la estrategia, la táctica... ¿Pero tiene sentido hacerlo en este contexto? Nadie sabe precisamente qué hubiera ocurrido si en la jugada del empate de Almirante, el equipo hubiera retrocedido bien y marcado hombre por hombre. Quizás Independiente hubiera ganado e hubiera vuelto a estar en zona de ascenso, lo que probablemente hubiera hecho que la semana fuera más llevadera. Pero, lamentablemente, no ocurrió. Y más allá de los análisis del partido en sí, no deja de ser un partido que lejos está de justificar el presente institucional en todos sus puntos. Ahora, con o sin razón en sus justificaciones, el propio entrenador se cansó y se sumó a la protesta al decir que el rendimiento también estuvo condicionado por todo lo ocurrido en la previa de ese triste lunes. Lo que tampoco parece nada extraño, claro está.

            Es concreto lo que más anhela el hincha: ascender. ¿Se puede? Por supuesto que se puede. Aunque sea triste decirlo, se está a dos puntos del tercer puesto de la B Nacional. Y de concretarse -y ojalá ocurra- nada del mérito pasará por los “místicos” que creen seguir de pie, quienes simplemente ponen trabas desde todos los ángulos para que la obligación de volver a Primera pase a ser un camino por el mismo infierno.