Lo recuerdo como si fuese ayer. Tiro una gambeta acá, otra gambeta allá, los dientes apretados y cuando voy a tirar al arco grito con euforia como cualquier pibe que relata su propio gol en la canchita con sus amigos “GOL, GOL, GOL, GOOOOOOL DEL ROLFI MONTEEEENEEGROO!”. Tenía 11 años, el Rojo estaba peleando el campeonato contra un Boca que era favorito debido a la buena racha del nuevo milenio, pero como ya sabemos, la sorpresa la íbamos a dar nosotros. En aquel entonces, no miraba mucho los partidos, mi viejo se negaba a pagar un codificador para ver a Independiente entonces nos pegábamos a la radio del auto, o de vez en cuando nos íbamos a un bar cerca de casa y en última instancia, nos teníamos que conformar con ver las repeticiones de los goles en la semana. Yo jugaba mucho al fútbol, soñaba con vestir la camiseta roja de grande (como muchos de los que hoy estamos acá escribiendo sobre el tecleado y yendo a la cancha los fines de semana). Me sentía que era el Gaby cuando recuperaba una pelota y la pasaba a un compañero, el Pocho cuando me enredaba tratando de tirar una rabona o hacer algún truco de magia en la cancha, pero cuando miraba el arco para patear el tiro libre o pegarle de afuera era el Rolfi. Daniel Montenegro representa para mí algo especial. Su estilo de juego, su pegada, su paciencia dentro y fuera de la cancha o su capacidad para perdonar y ser perdonado por los hinchas. En Independiente muchos dicen que hoy en día hay una escasez de referentes en la cancha. No voy a negar que es cierto quehubo una gran cantidad de líderes otros años, entre ellos el señor Pastoriza, como cuentan los más longevos. Pero hoy es el momento de poner al Rolfi en el corcho de nuestro cuarto, poster del taller mecánico o cualquier rincón de homenaje que lleva estampada la típica foto de este jugador acariciando la pelota con los botines. Podrán acusarme de loco, de no tener ni idea de lo que es un jugador que ganó varias copas y me dirán que alguno que otro se merece más homenaje que él. Son opiniones, las respeto, pero no existe un nivel de tolerancia tal para que todos estemos conformes y de acuerdo con lo que decimos. Es por eso que me doy el gusto en estas líneas, de destacar a quien fue un gran referente por 12 años para mí. Es muy fácil criticar lo malo de un jugador de fútbol. Todos le reprochan o reprocharon alguna vez que Rolfi Jugó en River, nos gritó un gol que nadie sabe bien porqué lo hizo y que de ahí en más se acabó el amor. Otros le critican que desde que volvió a jugar con la roja, parece un cubo de hielo en medio de la cancha con sus altibajos, o que no es lo mismo que era antes, cosa que es obvio, nadie puede volver a tener 10 años menos. Querido Rolfi, yo prefiero destacar tu título en el 2002, tus remates al arco, tu cabeza levantada e inteligencia para resolver una jugada, la cinta de capitán, el dorsal 23 en tu espalda, la seriedad con la que te tomaste un descenso, tu parla para levantar la moral de los jugadores, tu solidaridad para con todos los que te pidieron ayuda dentro y fuera de la cancha, tu capacidad de caerte y volver a levantarte a pesar del qué dirán…son tantos los recuerdos y tantas las veces que me cansé de corear y escuchar tu apodo en el Libertadores de América o en casa, en la radio pegada a la oreja…que todavía se me hace difícil decirte adiós. Ya era sabido que tus días en el Rojo estaban contados, que no había vuelta atrás…pero esta mañana, cuando untaba las galletitas de agua con dulce de leche y preparaba el mate, también me desayuné con la noticia de que ya no vas a estar el próximo año. Al menos no con la roja y a pesar de la bronca que tuve que contener en el momento diciendo al viejo “Pa, se va Montenegro, se va Rolfi!” pensé que una parte de mí también se iba con esta noticia y por eso comprendo esta decisión. Tal vez sea el momento de que tires tus pocos años de fútbol que quedan en primera, en tu querido Huracán de Parque Patricios. Si es así, te deseo lo mejor y espero que algún día estés vinculado a mi querido Independiente, ayudando desde donde te toque, liderando algún proyecto o aplaudiendo un gol en la platea. Parece que el 2015 vendrá con varios cambios, es por eso que no me quejo y espero poder adaptarme. Hasta luego Montenegro, que el fútbol te de revancha y si volvés a la cancha te aplaudiré nuevamente, como hincha de Independiente te estaré agradecido andate en paz que conmigo cumpliste tus objetivos.