a un paso
Por: Lucas Riggio
2 de junio de 2014
Independiente dio vuelta el resultado en un partido más que emotivo ante Instituto y queda a un paso del ascenso. Ganó 2 a 1 con goles de Montenegro y Penco. Para La Gloria convirtió Damiani. Se viene Patronato.
La victoria de Huracán de local por 1 a 0 ante Unión ya descartaba la posibilidad que tenía Independiente de ascender esta fecha. El conjunto dirigido por Omar De Felippe, que tenía como novedad el ingreso de Federico Mancuello por el sector izquierdo en lugar de Morel Rodríguez, visitaba el Estadio Juan Domingo Perón con la obligación de ganar. De llevarse los tres puntos, seguía manteniendo la ventaja de dos con el Globo a una fecha de terminar el campeonato. En cambio, si empataba, seguían igual, mientras que si perdía, La Gloria pasaba al tercer puesto y el Rojo dependía de dos resultados sin contar la propia victoria. El partido se vivió como una verdadera final desde el comienzo. Ambos necesitaban los puntos y ninguno podía conformarse con un hipotético empate. Con el estadio lleno, soportando 32 mil espectadores -entre los que probablemente había varios infiltrados hinchas del Rojo, teniendo en cuenta que no se vendieron entradas neutrales- la pelota comenzó a rodar. El miedo de arriesgar se notó de ambos lados en los primeros minutos. No obstante, el partido era dinámico, de ida y vuelta y tardó en tener un dominador claro del balón. La primera situación clara estuvo del lado de los locales a dos minutos de haber comenzado la disputa: en un tiro libre a favor, un centro llovido cayó en un tumulto de jugadores que disputaban la posición, hasta encontrar la cabeza de un jugador del conjunto cordobés que obligó al Ruso Rodríguez a lucirse para enviar el balón al tiro de esquina. Cuatro minutos más tarde, el joven arquero rojo volvió a ser protagonista haciendo un lejano achique cerca del vértice derecho del área grande, tapando correctamente una pelota que podía generar peligro en el arco visitante. Los minutos pasaban y el partido seguía siendo atractivo y sin dueño de juego. Sin embargo, Independiente comenzó a tapar los circuitos del elenco conducido por Daniel Jiménez y empezó a manejar mejor la pelota. Así, a los 18, tuvo la primera a favor: Franco Bellocq se la “pinchó” a Montenegro para que se filtre en el área, la pelota terminó rebotando en un central cordobés y finalmente le cayó a Insúa quien remató fuerte para la buena tapada de Julio Chiarini. No mucho más tarde, Sebastián Penco, de buena tarea hasta ese momento, tuvo en su cabeza la chance de marcar el primero, pero el “1” local volvió a tapar de gran manera el remate. Fue a los 29 cuando la balanza del encuentro, que hasta el momento venía siendo bastante equilibrada, pasó a inclinarse para el lado de Instituto. Es que Independiente volvió a zafar, nuevamente gracias a Rodríguez, en un centro enviado a Emiliano Tellechea que cabeceó de gran manera. Fue córner para el local y en ese mismo tiro de esquina, Lucas Favalli recibió un rebote cercano luego de que la pelota rebotara en Bellocq y volvió a tirar un centro que encontró al ex Independiente Damiani, sólo por el sector izquierdo, quien definió sutilmente al palo derecho de Rodríguez. El gol le sirvió al conjunto cordobés para afianzarse en el campo de juego e Independiente pasó a sufrir las constantes subidas de Pablo Burzio y Tellechea. De esta manera, los minutos restantes del primer tiempo se fueron esfumando hasta concretarse los primeros 45. El complemento no tuvo novedades en ninguno de los dos lados, pero el entrenador del equipo de Avellaneda no tardó en ingresar a Francisco Pizzini en lugar de Martín Zapata, cambio que iba a ser fundamental en el desarrollo del encuentro. De esta manera, Montenegro dejó de recostarse sobre el sector izquierdo y pasó a jugar más suelto y Pisano se soltó más por la derecha. El cambio estratégico le sirvió al Rojo que comenzó a empujar, con coraje y con una notable mejora en el manejo de la pelota y salió recompensado cuando, a los 16, Montenegro eligió rematar de zurda desde afuera del área -en vez de abrir la pelota cuando Pizzini la pedía sólo- y convirtió un golazo clavando el balón en el ángulo superior derecho. De Felippe gritó el gol como nunca y el Rey de Copas pasó a igualar el partido. Los de camiseta roja comenzaron a dominar la pelota y empezaron a imponerse en Alta Córdoba con ánimos de llevarse los tan deseados y necesitados tres puntos. Pero a medidas que las agujas del reloj bailaban, la inercia del agónico gol de la igualdad comenzó a disminuir y el partido continuó siendo igual de abierto para ambos. De Felippe notó que el equipo necesitaba más equilibrió y decidió ingresar a Fabián Monserrat, de muy poca participación en este torneo, en lugar del Pocho Insúa. Y el mismo volante fue partícipe de una buena jugada en la que dejó impotente a tres rivales para filtrarse en el área y habilitar a Penco, quien no logró conectar con la redonda. Un minuto después de haber producido aquel cambio, Javier Velázquez, que había ingresado en el complemento, vio la roja luego de una temerosa falta de atrás ante Pisano, cuando éste se iba sólo en el centro de la cancha. El partido era atractivo para cualquier amante de este deporte, pero tanto los hinchas rojos como albirrojos sufrían cada jugada, cada desprolijidad y cada lucha terrenal por el dominio de la pelota. El encuentro podía ser para cualquiera y las impresiones, los nervios y la ansiedad comenzaron a dominar a los protagonistas. El entrenador visitante agotó el último cambio en el reemplazo de Adrián Fernández en lugar del capitán, Daniel Montenegro. Y en la primera que tocó el paraguayo, estuvo a punto de concretar el segundo: enganchó de derecha a izquierda, remató fuertemente y el arquero envió al pelota al corner. En ese mismo tiro de esquina, Penco se erró un gol insólito por no llegar a empujar la pelota. Sin embargo, la defensa local provocó otro tiro de esquina y el delantero tuvo su deseada revancha: la pelota le quedó rebotando y, sin dudar, le pegó fuertemente al techo del arco para poner el resultado final 2 a 1. El “9” de área salió a festejar con su ya característica “motoneta”, los jugadores de abrazaron, De Felippe gritó, sonrío y Avellaneda entera festejó un agónico gol de película, a tan sólo instantes de finalizar el partido. Los minutos pasaron y el Rojo logró aguantar el resultado. Ahora está en la puerta del tan necesitado ascenso a Primera y, a estadio lleno, Patronato visitará el Libertadores de América en donde, de ganar Independiente, volverá por mérito propio a la categoría más alta del fútbol argentino.13/12/2024 15:12:00
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