Siempre es complicado analizar tácticamente el partido entre un equipo que se sabe superior ante uno que juega en dos categorías más abajo y que pena en esa división.
Y no es difícil porque esto sea una ciencia que ni Albert Einstein pudo resolver, es complicado porque a veces, en estos cotejos, da la sensación de que un equipo acelera cuando quiere. Hoy pasó algo de eso.
Independiente arrancó con el clásico 4-4-2 de Pellegrino, pero jugando en segunda si hablaramos de una caja de velocidades. Un doble cinco conformado por Méndez y Vitale, que no terminaba de quedar claro cual era el que más se adelantaba, o si había alguno de los dos que lo hiciera.
Fue así, que con muy pocas situaciones, el Rojo se fue al entretiempo no preocupado, porque el rival ni lo inquietaba, pero sabiendo que tenía que cambiar. El DT mandó el mensaje con el ingreso de Albertengo por Papa, y, aunque mantuvo el mismo dibujo, el equipo se partó 20 metros más adelante. Benítez ocupó el lugar del exVelez y Albertengo y Vera se convirtieron en dolores de cabeza de la defensa de Español.
Cuando dio la sensación que el gol iba a llegar, llegó. Luego controló el partido y pudo definirlo por los espacios que otorgó el limitadísimo rival. Los cambios fueron puesto por puesto, respetando esa táctica inicial que tantos resultados le dio a Pellegrino en Independiente. Un Pellegrino que supo ser correcto y revulsivo para avanzar una instancia más en esta copa Argentina.
Edicion Nº
1859 correspondiente al día
18/08/2025 |
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