culpas compartidas
Por: Juan Manuel Colomer
9 de agosto de 2016
La temprana eliminación de Independiente de la Copa Argentina tiene varios responsables. Cada uno desde su lugar, aportó su granito de arena para que después de más de 50 largos días de trabajo el equipo de Milito se pareciera más a un conjunto de desconocidos que se juntaron horas antes de empezar el partido que a profesionales que gozaron de una suculenta pretemporada para mostrar otra cosa en el debut.
Milito eligió mal. Antes y durante. Venía ensayando con un equipo que, extrañamente, optó por no repetir. Eligió lo complejo por sobre lo simple. Los inventos por sobre lo inventado. Y pagó.
Leandro Fernández no solo no jugó de entrada sino que además no fue primera opción de recambio cuando Defensa se puso en ventaja. Y fue Vera (que ya nadie recuerda cuando fue la última vez que había jugado un partido oficial) el que saltó a la cancha para acompañar a Denis en el ataque. Cosas raras, extrañas, rebuscadas. El fútbol es más simple. Sería bueno no complejizarlo demasiado. Sobre todo en etapa de conocimiento entre un plantel y un técnico nuevo.
Los jugadores tendrán que hacer una profunda autocrítica porque siguen siendo, en su mayoría, los mismos apellidos acostumbrados hasta el cansancio a perder partidos definitorios desde el año pasado. Ayer volvieron a mostrar una preocupante falta de carácter y personalidad, más allá de la pésima noche futbolística tanto individual como colectiva. Como bien dijo Tagliafico, cuando no jugas bien, deben aflorar otras cosas. Tibio debut de Sanchez Miño, exasperante Benitez jugando en una posición en donde todas sus malas decisiones se pagan caro. Inexplicable que un jugador que no levanta la cabeza, Milito lo considere jugando por el centro casi como un enganche. Con todo respeto por los enganches. Flojo el Torito Rodríguez, desconectado Denis que además no pudo imponer siquiera su físico para pivotear o aguantar. Lo de Damián Martínez es preocupante. Es un jugador peligrosamente malo. Tanto que nos hace extrañar y pedir a gritos a Toledo. Rigoni insinuó más de lo que concretó. Tiró mil centros en toda la noche y ninguno encontró a un compañero. Nadie para rescatar.
Por último, los dirigentes tendrán que salir a dar la cara por este pésimo mercado de pases. Ayer terminamos jugando con Vitale y Figal de dupla central. Eso si, con Cuesta de capitán en Río. Capaz creyeron que la medalla dorada clasifica a la Copa Libertadores.
No hay un recambio digno en la mitad de la cancha para cuando el Torito Rodriguez tenga noches como la de anoche y Barco se vistió de bombero para apagar incendios. Justo el jugador que todos se jactan de que no hay que apurarlo y hay que llevarlo de a poco. Si quieren cumplir con esa premisa sin sentido, traigan un enganche que no obligue a tener que meter al pibe cuando se queman los papeles. Siguen demostrando no saber nada de fútbol. Lo cual no sería tan grave si supieran delegar en alguno que sepa. Pero no. Se la pasan hablando de medio en medio jugando al PC Futbol y termina firmando un horrible lateral derecho de Defensa y Justicia que ni pinta de jugador tiene.
Todo esto se pagó caro y en efectivo ayer. De las dos chances que teníamos de poder jugar la Copa del año que viene, solo queda una. Aunque si no llegan refuerzos de real jerarquía y no se cambia radicalmente lo que se mostró ayer, nos va a costar mucho conseguir ese objetivo.
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