el hincha del interior
el hincha del interior
El hincha del interior
18/08/2015
Por: Eugenia Ferreras
18 de agosto de 2015
Mañana jugamos la Copa Argentina. Esa que a todos nos importa sólo en tanto sirva para clasificar a la Libertadores. Porque, la verdad, esto de ponernos a cansar a los jugadores en la semana viajando a cualquier lado, no es más que una molestia. Si no fuera por la Libertadores, no le importaría a nadie.
Excepto al hincha del interior.
Desde que no existen los visitantes, aunque haya 30 equipos en el torneo y el Rojo se pasee por todo el país para jugar, los hinchas del Rojo que no viven cerca de Avellaneda, no pueden ir a verlo. Imaginate lo que es para el hincha misionero, por ejemplo, saber que Independiente está jugando tan cerca, cuando le toca de local a Crucero, pero no poder verlo. O sí, pero sin poder ponerse la camiseta ni poder cantar. ¿Y sabés lo atragantados que tiene los gritos el hincha del interior?
El hincha del Interior espera ansioso estas ocasiones especiales que le acercan a Independiente. Porque demasiado mal lo pasa estando tan lejos.
Los hinchas del interior que son hinchas de Independiente o de cualquier otro equipo "porteño", tienen que soportar que sus amigos lo traten de "hincha por TV" y le repitan que "los porteños se pasan por el culo al resto del país". El hincha del interior, desde chico, ve como todos sus amigos van a la cancha cada fin de semana, mientras él tiene que callarse y ser eso que los otros le dicen que es, desde el sillón de su living. Todo porque su papá, o su abuelo, o su bisabuelo le dijeron un día que "esos equipos de acá son chicos, mirá, vení que te muestro, vos tenés que ser hincha de éste, el Rojo. Este es el Rey de Copas. Cuando yo era chico, si no eras hincha de éste no existías".
El hincha del interior acepta su destino de romance a distancia y se entrega a ser el más fiel de todos. Algunos hasta no llegan jamás a conocer Avellaneda. Pero no desgasta eso su sentimiento, porque la lógica de su pasión no tiene nada que ver con estar ahí. No es eso lo que le enseñaron.
El hincha del interior entra orgulloso a los locales deportivos de su ciudad a pedir camisetas de Independiente. Y le encanta que el vendedor tenga que correr todas las camisetas del fútbol local para sacar la que tiene escondida allá atrás de todo. Después, el hincha del interior viste su Puma roja orgulloso, por la calle, ante la mirada de todos lo que lo juzgan pero, él sabe, un poco también lo envidian.
El hincha del interior encuentra un poco de consuelo en las peñas. Las peñas son su forma de estar cerca. No porque con ellos programe viajes, sino porque tiene un lugar fijo donde juntarse a abrazarse con los goles, cada fin de semana. Las peñas son sucursales de Avellaneda.
El hincha del interior, cuando tiene un hijo, se pelea simpáticamente con toda su familia, que quiere hacer al bebé hincha de equipos que están cerca. A veces, hasta lo llevan a otras canchas. Pero el hincha de Independiente del interior no se inmuta. Sabe que la sangre hace lo suyo y el nene solito va a saber decidir. Después, cuando el nene crece, el padre un día le da la noticia: te voy a llevar a Avellaneda. No dice "Buenos Aires". A quién le importa el Obelisco, o la Plaza de Mayo. El viaje empieza cuando se cruza el puente Pueyrredón.
Para el nene del interior hincha de Independiente, el día que viaja a Avellaneda por primera vez, es de los viajes más lindos que recuerda en su vida.
Se acuerda de todo. Se sabe de memoria todo lo que pasó en ese partido y hasta recuerda como le latía el corazón caminando por una calle llena de camisetas rojas. Los hinchas de Avellaneda no saben la suerte que tienen de caminar rodeados de camisetas rojas.
Se acuerda, el nene, de pasar primero por la cancha de Racing. De sacarle la lengua. De su papá nervioso, queriendo que todo salga bien, con las entradas apretadas en el bolsillo y de su mano tembleque entregándolas en la puerta. Y de su mamá, que es hincha de algún otro equipo de su ciudad, pero que ese día quiso estar ahí y quiso ponerse una camiseta roja también.
El hincha del interior vive así, con esa intensidad, lo que el hincha de Avellaneda a veces pasa de largo, cada vez que va a la cancha. Por eso, cada vez que arranca una copa, el hincha del interior espera ansioso el fixture, para sacar cuentas y programar fechas en las que va a poder viajar. O, mucho mejor, fechas en las que Independiente va a viajar hasta él. Porque el hincha del interior siempre espera, con fidelidad intacta, como un enamorado a distancia, que Independiente se acerque.
Mañana jugamos la Copa Argentina. Independiente, en un principio, pidió jugar en San Juan porque le quedaba más cómodo quedarse ahí hasta el fin de semana, que le toca con San Martín.
No se dio y claro que todos puteamos, porque preferíamos que los jugadores pudieran descansar mejor.
Pero el que más puteó es el hincha de Independiente que vive en San Juan. El que siempre está lejos y casi, puta madre, le tocaba estar cerca y poder ir. El hincha del interior.