el otro frente
el otro frente
El otro frente
29/09/2015
Por: Román Failache
29 de septiembre de 2015
Son dieciseis los partidos que transcurrieron en la era Pellegrino hasta el momento. Diez victorias, cinco empates y una derrota. Que la solidez adquirida en este lapso es el punto fuerte de este equipo, está claro. Con las líneas más pegadas y con un sistema de riesgo más bajo, Longaniza logró equilibrar a un equipo al que le convertían en cada intervención en contra. Esa fue la primera gran victoria.
La segunda no se basa en un proceso meramente futbolístico, sino que es uno mucho más largo y constante que el de intervenir el desarrollo de un equipo. El técnico, además de lograr un buen funcionamiento, está intentando potenciar a los jugadores jóvenes que tiene el club, y no es algo casual.
Gerónimo Rulli; Joaquín Correa; Guido Carrillo; Gastón Gil Romero y Jonathan Silva son solo algunos de los jugadores surgidos de las inferiores de Estudiantes de La Plata que hoy se encuentran en Europa o en un buen nivel en el Pincha. Pellegrino fue el escultor de esto. Aunque no a todos los hizo debutar, los afianzó en Primera, al punto de ser indispensables para su club. Mérito absoluto a la hora de observar el potencial de sus dirigidos.
El fiel reflejo de que esto también está ocurriendo en Independiente se puede apreciar en Benítez, en Tagliafico y en Toledo, jugadores de corta edad que cumplían su labor sin brillar, y que parecía que necesitaban un plus para terminar de desarrollarse. En otros casos, como los de Lucero, Trejo, Vitale y el del recientemente ascendido Ezequiel Vidal, futbolistas que áun no están en su plenitud, el técnico está trabajando para hacerlos explotar y los incluye dentro del equipo alternativo -y, a veces, titular-. Pellegrino está viendo algo que los lleva a incluirlos, y ese respaldo es motivación de sobra para alguien con poca experiencia en la primera categoría.
Sin dudas, esto representa un beneficio que a Independiente le sienta bien por diversos motivos: para impulsar una política que favorezca el desarrollo de los juveniles del club, sin tener que andar regalándolos a otros equipos; para erradicar, de una vez por todas, esa estúpida creencia de que no hay futuro en las categorías menores de Independiente; para dejar de incorporar jugadores amortizados (este verano se sumaron nueve); y para generar ingresos a futuro por ventas al exterior. Dentro de un mercado que se rige por la exportación, Independiente no puede perder más tiempo. Para eso se trajo a Griffa, y doy fe que abajo hay carbón caliente que, con un proyecto que auspicie el desarrollo, dará qué hablar.
Esta es la batalla silenciosa en la cual Pellegrino se está adentrando, y los resultados, que son a largo plazo y que se construyen con paciencia, necesitan también de la del hincha. Ojalá Lucero siga convirtiendo, Vidal continúe en su racha de centros perfectos, y Benítez pueda mantenerse en este gran nivel. Sirve para pensar en lo que hoy nos compete. Pero, a la vez, es importante que este proyecto encuentre respaldo. El producto dejará más buenas que malas.