espiritu uruguayo
espiritu uruguayo
Espíritu uruguayo
15/04/2015
Por: Eugenia Ferreras
15 de abril de 2015
“Todos los uruguayos nacemos gritando gol y por eso hay tanto ruido en las maternidades. Hay un estrépito tremendo. Yo también nací haciendo ruido y también quise ser jugador de fútbol, como todos los niños uruguayos”. Eduardo Galeano
La semana arrancó con la muerte del periodista y ya van tres días de que en las redes sociales no paran de aparecer fragmentos suyos. Sobre el fútbol, sobre la patria, sobre la poesía; sobre la poesía del fútbol, sobre la poesía de la patria, sobre la poesía de la poesía.
Pero, aunque me apena su pérdida, yo leo todo eso y pienso en otra cosa. Perdón, Galeano. No me sale pensar en la sala de hospital uruguayo donde hoy nace un bebé y grita gol. Me sale pensar en la sala de hospital argentino donde hoy operan al Torito Rodriguez.
“Duele”, decía la tapa de Orgullo Rojo del sábado. Y no hablaba de esa fractura. Hablaba de estas caras largas, argentinísimas, del otro lado, que ya están cansadas.
“La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar por que sí, como el nene juega con el globo”.
Sabía todo, Galeano.
De esto de pasarla mal. “Desterrar la belleza de la alegría”. Porque, puta madre, esto es un deber. Lo siento, estamos en esta parte de la historia.
No podemos permitirnos la mala suerte. Es un lujo. No puede ser que una vez que uno nos rinde, se nos rompa. Igual que no puede ser que sigamos sin sumar. Esto no es un juego. Es laburo. Si se trabaja, se suma. De a tres, o nada. Que el esquema de la pizarra se cumpla. Que la fórmula se entienda. Y ojo con que no la entendamos. Tiene que estar clarísima, así vemos que se hizo la tarea.
“Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival. Y al juez. Y al público de las tribunas. Por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad”.
Duele, de perder al Torito por un tiempo, que nos venía gambeteando a todos. Con lo difícil que es gambetearnos a todos. No a los hinchas de Independiente, a los hinchas en general. Tan ansiosos, quejosos, analíticos, argentinos, taxistas.
Se lo va a extrañar, estos meses. Ojalá se hagan cortos. Ojalá vuelva pronto y vuelva igual, descarado y carasucia.
Y ojalá también, que el sábado no se note que falta. Ojalá el equipo entero se convierta en lo que nos gusta de él. Ojalá se corte el deber y vuelva el placer.
Ojalá el ruido a gol en el Libertadores de América parezca una sala de maternidad uruguaya. Con ese espíritu uruguayo, el Torito nos ganó. Con ese espíritu uruguayo, ganémosle a Argentinos.