Independiente cayó 2 a 0 ante Lanús en el Libertadores de América - Bochini, en un partido tan insólito como repetido: el Rojo generó no menos de ocho situaciones claras de gol, pero volvió a fallar en la definición y cometió dos errores defensivos que terminaron costándole el encuentro.

La derrota no solo estiró a 14 los partidos sin ganar, sino que dejó al equipo último en su zona, con apenas seis unidades y prácticamente sin chances de clasificar a la siguiente fase.

En ese contexto, el clima en Avellaneda fue de total hostilidad. Primero los insultos apuntaron contra los dirigentes, y luego, al sonar el pitazo final, también se extendieron a los jugadores, reflejando el hartazgo generalizado de la gente.

Durante el segundo tiempo, una bandera colgada en la popular baja fue el símbolo del malestar: "Club tomado. Grindetti, viejo meado", se podía leer en letras negras y rojas, dirigida directamente al presidente Néstor Grindetti.

Como si faltara algo, sobre el final del encuentro, el juvenil Diego Tarzia, que estaba en el banco de suplentes, discutió con varios plateístas, generando aún más tensión en un ambiente que terminó completamente caldeado.

La bronca, la frustración y la impotencia volvieron a hacerse sentir en Avellaneda, donde el hincha parece haber dicho basta.