hagamonos cargo
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Hagámonos cargo
09/10/2015
Por: Javier Brizuela
9 de octubre de 2015
Luego de la victoria del domingo se escuchó a varios protagonistas declarar, en medio de una euforia desatada, que aún no se ha ganado nada. Es muy saludable oír algo así ya que habla de una mentalidad positiva, acorde a lo que esperamos y algo a lo que lamentablemente nos hemos desacostumbrado.
La idea no es poner en duda la veracidad de la frase, porque no hay nada que deliberar. Desde la semántica pura es mentira ya que Independiente ganó en las últimas semanas dos clásicos, varios partidos y el acceso a los cuartos de final de una copa. Pero la realidad indica que no alcanzó otro título más que el de algún periódico y eso es lo que en definitiva hace que un equipo o plantel quede en la historia de un club y sus hinchas.
Tampoco se busca entrar en la discusión eterna del conformismo y la exigencia. Todos queremos que el Rojo gane y que juegue como el domingo. Que desde el minuto cero busque obtener lo que en definitiva es el objetivo de este deporte y deje todo en pos de conseguirlo.
Hechas las aclaraciones pertinentes, ahora sí, permítanme disentir con la idea de que no ganamos nada.
¿O acaso antes del 15 de junio de 2013 no habíamos perdido toneladas de cosas? Muchísimo antes de que a un descerebrado se le ocurra ponernos una careta en la butaca para que veamos con ella a Independiente pasar vergüenza ante Brown de Adrogué nos faltaban cosas. Sentimientos, identidad, orgullo, que de a poco los fuimos transformando a lo largo del tiempo hasta que el descenso se tornó una triste consecuencia que los hirió de muerte.
¿Y de qué se trata todo esto si no es de esos intangibles, que son los que le soplan las brasas a nuestro amor por Independiente?
No dimos ninguna vuelta olímpica y sería una lástima no poder coronar este momento con un título, está claro. Pero haber disfrutado de ver al Rojo como el domingo nuevamente, minimizando al mejor equipo argentino del año hasta humillarlo, no es poco. Más tratándose de ese rival de banda roja que por lo general transforma a los nuestros en eso mismo.
No es un clásico, o dos, o el pase a cuartos de final. Es saber que esto no es una casualidad, no es ganarle al vecino con la camiseta, o pelear una copa porque se alinean los planetas con Battión, Cabrera y el hermano del Burrito Martínez.
Es recuperar sentimientos que creíamos perdidos, que ya no estaban a mano y volver a abrazarlos. Y de eso se trata en definitiva todo esto.
Es saber, sonriendo, que estamos volviendo a ser. Y eso ya es ganar.
Esto es Independiente, hagámonos cargo.