independiente duele
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Independiente duele
11/03/2014
Por: Juan Manuel Colomer
11 de marzo de 2014
Ver a alguien caminar desorientado por el playón de una tribuna, hablando sólo como esquizofrénico sin cura, pateando vasos vacios o directamente pegarle de punta a una columna de cemento, causa dolor.
Vi y escuché a mucha gente bajo estas circunstancias y, en honor a la verdad, yo también me he visto hablando sólo con los astros del cielo, que en general, tienen la extraña virtud de escuchar, pero jamás nos dan una respuesta.
He visto un voto defraudado, una vez más, ya no por haber descendido, si no por la falta de humildad para saber aceptar errores y corregirlos a tiempo. Por tener al mando del Club gente que ni siquiera fue votada, en virtud de la catarata de renuncias que, pasando por la Comisión Fiscalizadora de Cuentas y siguiendo por la Comisión Directiva, fueron presentadas de manera indeclinable. Y las otras, las peores, las que habiendo renunciado a convicciones y dignidades, se quedaron y se quedan como momias aferradas vaya uno a saber a qué principios. Esto también causa dolor.
Declaraciones permanentes de actuales dirigentes que acusan compras de jugadores por Internet y que sin embargo, siguen en sus puestos con total falta de respeto por el Socio. Como si el Socio y el hincha no existieran. ¿Qué se puede esperar de gente que declara en contra de su propia gente y sigue en el cargo?. Nada. Ni en los meses que restan de mandato, ni nunca. Esto causa dolor.
La falta de manejo y tacto de nuestro Presidente cuando habla de “semestres divertidos”, llena de impotencia y estupor al más estúpido. Como será entonces con nosotros, que de estúpidos no tenemos nada y que sólo cometimos el “error” de haber votado un cúmulo de promesas incumplidas. Que nos hablen de “semestres divertidos” viendo a nuestro Independiente como está es, como mínimo, una insolente falta de respeto, bajando un mensaje lleno de insanía, para todos los que sufrimos con la verdad, sin comernos el relato. Y esto, claro está, también causa dolor.
Que nos hablen de “muerte y resurrección” en medio del “cementerio” que es hoy Independiente es, como mínimo, una afrenta a la inteligencia del menos dotado. Ni que hablar si a los que se dirige nuestro Presidente es a nosotros, que bien dotados estamos para sentir a Independiente. En términos de metáfora, se pretende instalar que el descenso fue la muerte deportiva y ahora “vamos por la resurrección”. Seamos serios por favor y dejemos a los muertos, que bien muertos están. Y no pensemos en resucitar nada, porque para ello se necesita de un milagro divino y hasta donde creo saber por consultas realizadas, Dios está ocupado en otros menesteres para andar levantando a Independiente de su tumba, cuál Lázaro detrás de su piedra. Esta falta de respeto, causa dolor.
Quién crea que Independiente resucitará por milagro, que vaya cambiando de religión. Esto no existe. Y para poner las cosas en su lugar tal como la pusieron nuestros pibes fundadores, de lo que sí hay que hablar es de una refundación seria y ordenada con la unión de todos los que queremos a Independiente. Unión sin avaricias ni egoísmos será el primer paso que deberá dar el Club en el largo camino de recuperación que llevará años. Años, en dónde no habrá resurrecciones, ni semestres divertidos. El relato le cae mal al estómago del hincha y nos hace defecar la diarrea de palabras vacías que pretenden hacernos tragar.
Que todo incapaz de hecho y de derecho, se abstenga de participar por lo menos en los próximos 50 años, hará que un nuevo Independiente sea posible. De no ser así, el fracaso, la ineptitud, la incapacidad, la falta de profesionalidad, de sentido común y de inteligencia seguirá habitando el Club.
Quiero que sepa Sr. Presidente que le deseo a Ud. la mejor de las “diversiones para este semestre” al lado del “muerto resucitado”. Embriáguese abrazado a él. Permítame a mí no tener motivo alguno de alegría. Permítame a mí seguir con el dolor a cuestas, es lo único que me va a permitir ver la realidad siempre.
Que se entienda: el verdadero ascenso no será salir de donde estamos deportivamente hablando, eso es una fantochada. El verdadero ascenso será el día en que nuestro entrañable Independiente vuelva a tener dibujada la sonrisa de la buena salud institucional, política y deportiva. La vigencia del inmenso Independiente se festeja y se festejará siempre. No esto. Esto causa dolor.
Seguiré hablando solo en los playones de una tribuna y hasta a lo mejor, termine hablando sin sentido como un loco con los astros del cielo. Pateando vasos vacíos y columnas de cemento hasta partirme la cabeza de impotencia. Prefiero que Independiente me duela. Cuanto más me duela, más habré de respetarlo. Jamás me atrevería a divertirme con un muerto…