Por su cancha chica y su manera de (no) jugar, Arsenal es un equipo que siempre le exige al rival proponer. Junta las dos líneas de cuatro y espera a ser atacado. Desgasta al rival de este modo y después apuesta a pelotazos a los delanteros y a la pelota parada. Es el amarretismo más grande que se puede ver en el fútbol argentino, pero así están dadas las condiciones y hay que aprender a enfrentarlo.Independiente empezó muy bien los primeros veinte minutos de partido siendo dueño de la pelota y tocando de lado a lado. El gol estaba por llegar o por lo menos, parecía ser el camino ideal. Pero le faltaba profundidad. De ese comienzo de una posesión abrumadora, no hubo chances claras de gol. La aproximación territorial al arco de Campestrini no lo obligaba al arquero, que fue durante todo el partido un espectador de lujo. La verticalidad arranca por las bandas. Por más habilidoso y fundamental que pueda ser Montenegro o por más que tengas un nueve que no para de meterla (claramente no es el caso), si los mediocampistas por las puntas no participan, al juego de equipo le falta algo. Y Fredes y Ferreyra fueron de los puntos más bajos en el equipo. No generaron nada, no tuvieron triangulaciones, diagonales, piques al vacío. Sobre todo sorprende lo del "Malevo", quien cerró un buen torneo pasado (dentro de la mediocridad) pero en este Final, no trasciende.Viendo ese problema, el "Tolo" reubicó a Miranda como mediocampista derecho, sin embargo, tampoco se mejoró la profundidad porque "Lolo" no tenía con quién combinar. La jugada más clara de Independiente la originó Caicedo recostado a una punta y Mancuello picando con sorpresa. El final es conocido, pero el desarrollo de la jugada debería ser más repetido porque ese es el camino.
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1909 correspondiente al día
07/10/2025 |
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