(LA COLUMNA DE COLOMER) Las manos rojas y el pecho inflado nos quedó hoy después del partido. Porque ganar jugando como jugó Independiente esta tarde vale más que tres puntos y la posibilidad de seguir en la pelea. Vale un aplauso grande para Mancuello y su perseverancia. La misma que usó para cambiar insultos por elogios fue la que empleó para, por fin, conseguir ese gol olímpico que hace rato venía buscando. Vale un reconocimiento al Rolfi y su levantada de los últimos partidos haciendo jugar a todos y dándole la claridad que este equipo necesita de mitad de cancha en adelante.
Sin dudas, la mejor producción del equipo de Almirón superando grandes actuaciones como las que había tenido contra Rafaela y Rosario Central. A pesar de abrir el partido antes del minuto de juego después se justificó la ventaja generando muchas ocasiones claras de gol que hubieran permitido liquidar el partido antes y no sufrir. Pero parece que con este Rojo, primero hay que saber sufrir… Y apareció otra vez esa virtud importante que supimos tener a lo largo del torneo que es la cabeza. Porque de poder estar 3 a 0, estábamos 1 a 1 y en ningún momento lo sintió el equipo, que siguió buscando con las mismas armas y sobretodo con las mismas convicciones. Muy valorable.
Y en el segundo tiempo, la frutilla del postre. Un equipo que siguió buscando y generando y logró de la mano de su capitán una ventaja que nos permitiera estar más tranquilos. Y desde esa tranquilidad se volvió a esa cultura del toque, de cuidar la pelota, de cambiar de frente y provocar el aplauso espontáneo de los cuatro costados. No se debe renunciar jamás a eso, Rojo. Hasta resulta injusto que después de haber visto tantas buenas jugadas elaboradas y con muchos pases, los goles hayan sido resultado de tres pelotas paradas. Muchos hubieran sido elegidos como los mejores goles del torneo. Hay que estar más finos a la hora de la definición. No se puede regalar tanto. Si regalamos atrás, no hay que perdonar adelante.
Muy buen partido de Méndez, tan solo un escalón debajo del Rolfi (el mejor). Zárate mantiene su nivel, muy sobrio en defensa y con mucho criterio cuando pasa al ataque y Villalba confirmó el buen partido que había hecho ante San Lorenzo. Muy importante la cuota goleadora de Lucero, para él pero también para el equipo. Esta forma de jugar y generar tantas situaciones, necesitan de un nueve goleador que concrete varias de todas las llegadas que se generan, sobre todo si seguimos regalándonos tanto en defensa.
El desafío ahora es poder lograr el rendimiento y el funcionamiento de hoy (o parecido) en el tramo final del torneo. Encontrar esa regularidad en el juego que nos transforme en un equipo cada día más confiable. Estamos en formación pero también en crecimiento y eso es saludable. Peleamos contra un River sólido y que no pierde, pero nosotros tenemos que hacer lo nuestro: jugar bien y ganar. Mientras tanto aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir.
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1611 correspondiente al día
13/12/2024 |
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