resurreccion roja
resurreccion roja
Resurrección Roja
18/09/2014
Por: Leo Hernandez Correa
18 de septiembre de 2014
(COLUMNA DE OPINIÓN) El mundo Independiente, sin dudas, ha cambiado. Ni el más optimista de los hinchas se hubiera imaginado, hace unos meses, vivir este presente tan esperanzador. Y no es por falta de costumbre, que no se malinterprete, simplemente que acabamos de pasar por el momento más difícil de nuestra historia y ver hoy, al conjunto que dirige Jorge Almirón, a un punto de la cima del torneo reconforta y es como si fuera una caricia para cualquier alma roja.
Esta transformación se puede entender por varios motivos. En primer lugar, el cambio de mando a nivel institucional: la salida del inoperante Javier Cantero descomprimió el caos que sufrió el club durante su nefasta gestión. Y la llegada del líder sindicalista, Hugo Moyano, renovó el viciado aire que se respiraba por la sede de la Av. Mitre. En sólo 60 días al frente de la institución, la nueva comisión directiva saldó la deuda tanto de los jugadores como de los empleados del club, se acercaron nuevos sponsors y se está negociando con diferentes empresas para la terminación del estadio. Obviamente todavía falta mucho por hacer pero, de a poco, Independiente está volviendo en todo sentido.
Por otra parte, este cambio también se percibe en los jugadores. A los que le pusieron el pecho al penoso paso que tuvimos por el Nacional B, hoy se los ve más sueltos. Esa mochila que pesaba toneladas, hoy no la tienen. Y eso se nota y mucho. Antes, la pelota les quemaba y se la sacaban de encima. Hoy se animan a gambetear, a triangular e intentan asociarse jugando al ras del piso. Y en esto mucho tiene que ver el estilo de juego que pregona el técnico, Jorge Almirón, el cual fue considerado por el presidente de Godoy Cruz, José Mansur, como "el mejor entrenador del fútbol argentino" cuando estampó su vínculo con el club.
Sin embargo, a pesar de la acumulación de victorias consecutivas, el equipo aún continúa en proceso de formación y sigue sin convencer. Cada vez que el rival ataca, lastima. No se retrocede en forma escalonada y, encima, los defensores tiran el achique no como excepción sino como regla, lo cual hace paralizar a cada corazón rojo. Claramente, el técnico aún no encontró el 11 titular que se dice de memoria. Por eso en cada partido cambia de nombres de manera permanente. Si bien es cierto que, por un lado, les quita confianza a los jugadores y no les brinda la continuidad que ellos desearían, por el otro, lo hace en busca del bien del equipo. Por ahora, los resultados fueron acompañando y se está peleando arriba. ¿Pero hasta cuándo podrá sostener este sistema si no logra corregirlo?
El próximo domingo Independiente tendrá una prueba de fuego, ésas que uno sale fortalecido si el resultado es favorable. Visitará a River en el Monumental, un escenario muy complicado para el conjunto de Avellaneda, el cual consiguió la victoria en sólo dos oportunidades en los últimos 18 años (4-1 en el Clausura '96 y 3-1 en el Apertura '09). Ya lo dijo el gran "Pato" Pastoriza: "vayan y sean hombres... jueguen y ganen". La historia se los demanda, muchachos. Dejen la vida por ustedes, por nosotros y por Independiente.