A casi una semana de la vuelta a los entrenamientos para encarar un segundo semestre clave para Independiente, el plantel aún no tiene refuerzos.

En el medio de un malestar generalizado, entre la misma comisión directiva, obviamente el técnico y sobre todo los hinchas, el club grande que más necesita reforzarse, es el único que hasta ahora no lo hizo.

Y lo que es peor, en el medio de compras de jerarquía de Boca, River y Racing, el Rojo está muy lejos de cerrar algo de calidad.

A fines de julio, hace dos semanas, los dirigentes les decían en off a todos los medios partidarios que tenían cerrados a tres refuerzos, y pedían por favor que no se mencionen los nombres, "por las dudas".

Los jugadores eran Cristian Tarragona, Ignacio Malcorra y Walter Kannemann. Y ninguno de los tres llegó a la institución.

En el medio, pasaron muchas cosas. La primera fue el debate estéril acerca de las primicias y la posibilidad de hacer caer un pase. Una idea ridícula por donde se la mire, al menos en el 95% de los casos. Lo único que puede generar una primicia, es una presión medíatica de los hinchas de otra entidad, como ocurrió con los de San Lorenzo al enterarse de que Kannemann estaba en negociaciones con Independiente. De hecho por lo general es el propio jugador o su representación la que se comunica con otros posibles interesados, no es que a nadie se le ocurre llamar hasta que aparece su nombre en las redes. Si una negociación se cae, es porque estuvo mal hecha, o por razones que no tienen nada que ver con que un periodista lo menciona antes que otro.

Lo de Tarragona se truncó en el medio de un manto de sospechas que ningún dirigente de Independiente salió a aclarar, oscureciendo todo. Con Malcorra nadie había conversado con Central, lo que hace hasta ridícula la frase de los dirigentes, dando por hecho el pase.

Y lo de Kannemann, si bien deja poco que criticar a los dirigentes, que realizaron correctamente una oferta muy buena, también deja al descubierto las falencias de los encargados del fútbol de Independiente. Primero por dar por cerrado algo que claramente no lo estaba, y además porque perdieron mucho tiempo sin tener alternativas similares, quedando claro anoche que el jugador utilizó la oferta para quedarse en Brasil con mejores condiciones, sin tener interés en venir a Avellaneda. A lo mejor por eso las conversaciones con San Lorenzo y Boca duraron simplemente un par de horas.

El lunes pasado, hace ocho días, el Presidente declaró dos barbariades. Primero que la represión policial fue como respuesta a violentos que tiraban piedras en el club, algo que solo puede sostenerse con periodistas amigos en una campaña electoral, porque los hechos fueron claros, y los vimos todos.

Y después que en esa semana, el plantel tendría varios refuerzos, algo que claramente no pasó. Esto sumado a que tanto el Secretario General, como Cristian Ritondo, declararon que iban a armar un equipo competitivo, con refuerzos de jerarquía. Lo único cierto por ahora, es que vuelve Mancuello porque él así lo desea.

El desastre que hicieron los Moyano no les sirve de excusa. Dejen de hablar al pedo, para eso estamos los periodistas. Hagan algo de lo que prometieron, para eso se los votó.